Crónicas

Retratos del Alma con David Hoyos Osorio en la Filbo 2024

Retratista tejiendo historias de vida con cada trazo de su pincel
Hombre haciendo un retrato
Contenido

En los laberínticos pasillos de la Feria Internacional del Libro de Bogotá FILBo 2024, entre el bullicio de las palabras y el silencio de las páginas, se alza el pequeño reino de David Hoyos Osorio, un artista cuya pluma es su espada y cuyo lienzo es el papel. Su historia, tejida con trazos y colores, es un viaje de descubrimiento, de encuentro y de pasión por el arte del retrato.

Cuando se le pregunta sobre el origen de su interés por el arte del retrato, David sonríe con la serenidad de quien ha recorrido un largo camino. Recuerda sus años de juventud, cuando apenas contaba con 13 o 14 años, y dibujaba en los pueblos que habitó. Fue allí, entre las callejuelas polvorientas y las plazas ruidosas, donde descubrió su pasión por capturar la esencia de las personas en papel. El retrato, más que un ejercicio artístico, se convirtió en su puente hacia el mundo, una forma de conocer gente, lugares y, no menos importante, de ganarse la vida.

En la atmósfera vibrante de la FILBo, David se sumerge en un océano de interacciones, donde cada encuentro es una historia por contar. Cuando se le pregunta sobre su experiencia con la gente en la feria, su rostro se ilumina con la emoción del narrador. Describe cómo las personas no solo se interesan por sus retratos, sino por el arte en general. Para él, este contacto humano es invaluable, pues le permite derribar la barrera percibida entre el arte y la sociedad. El arte, afirma con convicción, es para todos, y su labor en la FILBo es una prueba viva de esta premisa.

Pero no todo es un camino de rosas en el mundo del retrato. David admite que el tiempo es su mayor enemigo. La presión por terminar en el menor tiempo puede resultar abrumadora, especialmente cuando se encuentra con personas cuya expresión es difícil de capturar en papel. Sin embargo, para él, cada desafío es también una oportunidad de crecimiento y aprendizaje.

¿Qué lo inspira, qué lo motiva a seguir pintando retratos día tras día? Su respuesta es simple y profunda a la vez: el arte del retrato es su razón de ser. Es el único oficio que conoce, el único camino que ha elegido recorrer. Cada trazo, cada color, cada mirada capturada en papel es una pieza de su alma, una manifestación de su pasión por el arte y por la vida misma.

Así, entre las páginas de la FILBo, David Hoyos Osorio sigue escribiendo su propia historia, una crónica de sueños y desafíos, de encuentros y despedidas, de amor por el arte y por la humanidad. Y mientras sus manos sigan danzando sobre el papel, mientras su mirada siga buscando la esencia de sus sujetos, su legado perdurará en cada trazo, en cada retrato, en cada corazón que se detenga a contemplar su obra.
 

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