Un recolector de datos ambientales en una repisa junto con un hongo en molde
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Explorar Bogotá desde los datos: ecología y programación en el laboratorio Datar

Este espacio propone mirar la Estructura Ecológica Principal de Bogotá a través de trabajo de campo y sesiones de programación

El Instituto Distrital de las Artes – Idartes, a través de su Línea de Arte, Ciencia y Tecnología y Plataforma Bogotá, abre un espacio de investigación y creación colectiva que conecta la ecología y la programación. Datar: laboratorio de experimentación con datos ambientales abiertos propone mirar la ciudad desde su Estructura Ecológica Principal, no como un mapa estático, sino como una red de relaciones vivas que habitamos día a día.

El laboratorio es coordinado por Mangle Rojo G., un equipo de investigación abierta dirigido por Juan Pablo Moya, artista transdisciplinar enfocado en procesos de ecología, tecnología y cultura; e Ingrid Obando, fotógrafa y educadora ambiental que lidera la iniciativa La Bosquescuela, organización dedicada a investigar temas relacionados con la conectividad ecológica y la identificación de la biodiversidad local. Sus trayectorias se han encontrado en proyectos que abordan las redes de comunicación multiespecie, explorando metodologías de creación colectiva y tecnologías de experimentación ecológica. “Somos un equipo de investigación abierta que nos concentramos en el cambio cultural, la comprensión ecológica y la creatividad tecnológica”, señala Moya.

Juan Pablo Moya

Juan pablo Moya. Archivo Idartes

El laboratorio se centrará en el reconocimiento de la Estructura Ecológica Principal (EEP) de Bogotá, un sistema natural que garantiza la sostenibilidad ambiental de la ciudad y su región, integrado por áreas como humedales, cerros, rondas de río y corredores que permiten el flujo de biodiversidad y la regulación de procesos hídricos y climáticos. De acuerdo con Juan Pablo Moya, el laboratorio propone acercarse a esta red a partir de la identificación de tres escenarios clave de la ciudad: los cerros orientales, que funcionan como un gran bosque protector; los humedales, donde el agua sostiene ecosistemas de enorme riqueza biológica; y la ronda del río Bogotá, un eje estratégico que conecta lo urbano con lo natural. Estos espacios no solo proveen servicios ecosistémicos, sino que abren la posibilidad de reflexionar sobre la manera de relacionamiento con el territorio.

La propuesta metodológica del espacio combinará trabajo de campo, sesiones en línea de programación y encuentros con expertos en ciencia de datos, ecología y tecnología; y contempla como producto final una app de fácil acceso en la que se visualice y conecte distintos datos ambientales. “El alma de este laboratorio es acercarnos a los datos no como puntos, sino como líneas”, señala Juan Pablo Moya. “Esa experiencia se hace a través del movimiento, la percepción en campo y el encuentro con la Estructura Ecológica Principal de Bogotá”.

Las sesiones se desarrollarán en un formato híbrido. Esta dinámica busca articular la experiencia directa en territorio con el trabajo colaborativo de diseño y programación, generando un proceso iterativo en el que cada hallazgo se integra de inmediato en el desarrollo digital. Así, las caminatas de exploración y registro en la Estructura Ecológica Principal se complementan con espacios de codificación en Python, análisis de datos y orquestación de agentes autónomos, creando un flujo constante entre la experiencia en terreno y lo tecnológico.

Por su parte, el componente de programación se basará en la Investigación a través del Diseño (RtD) y en un enfoque iterativo inspirado en el Extreme Programming, que promueve ciclos cortos de creación, prueba y ajuste. En este marco, los participantes explorarán datos ambientales abiertos provenientes de tres fuentes principales: la Plataforma Distrital de Datos Abiertos de Bogotá, el sistema DHIME del IDEAM y la plataforma de ciencia ciudadana iNaturalist Colombia. Con estos insumos se busca desarrollar un sistema digital orquestado por agentes autónomos impulsados por modelos de lenguaje, capaz de entrelazar la información.

Ingrid Obando

Ingrid Obando. Archivo Idartes

Datar también integra a estos procedimientos metodologías sensibles de aproximación al territorio. Al respecto, Ingrid Obando señala: “Para las salidas de campo proponemos la metodología de las teselas: pausas en campo para hacer lecturas profundas del territorio sin extraer ni alterar, reconociendo transiciones ecológicas que hablan de futuros posibles”. Bajo el estudio de teselas, que consiste en dividir el área de investigación en unidades espaciales regulares, como cuadrados o hexágonos, cada participante seleccionará un territorio de observación y, a partir de él, documentará y contrastará datos ambientales abiertos con su propia experiencia en campo. Dicho procedimiento permitirá reconocer patrones ecológicos, transiciones y conexiones que difícilmente se perciben en una visualización tradicional de datos.

De esta manera, con la integración de estos dos campos de aprendizaje (el técnico y el experiencial), el laboratorio no solo ofrece formación en Python y en el manejo de APIs, sino que busca abrir caminos hacia una investigación ciudadana transdisciplinar. En palabras de Moya: “Se busca sensibilizar con la ética de cómo nos encontramos con la información y lo que eso implica en el espacio que habitamos todos, que es la ciudad”.

Finalmente, es importante resaltar que el laboratorio no está dirigido únicamente a expertos en programación. Como enfatizan los coordinadores, el espacio se pensó sobre todo para personas interesadas en complementar trabajos de visualización de datos con una mirada ecológica, abriendo la posibilidad de propiciar debates a partir de nuevas formas de explorar y compartir la información ambiental.