
Vallenato al Parque se consolidó en Bogotá con más de 53 mil asistentes
La Plaza de Eventos del Parque Simón Bolívar reunió a las grandes figuras, nuevas generaciones de intérpretes, talentos distritales y a más de 53 mil asistentes en la segunda edición de Vallenato al Parque, organizado por la Administración Distrital y Olímpica Stereo y creado por el Acuerdo 933 de 2024 del Concejo de Bogotá, que se consolida como un escenario fundamental para preservar y proyectar este género en Bogotá.
Sobre el balance, Édgar Ibarra, curador de este festival, señala que “estamos muy satisfechos con los resultados. Logramos, en alianza con Olímpica Stereo, cumplir con nuestro compromiso de darle visibilidad a los talentos locales, así como tener artistas de renombre como Jorge Celedón, Peter Manjarrés, Álex Manga, entre otros. Podemos concluir que Bogotá mantiene ese amor y esa relación con el vallenato que data desde hace casi 80 años, lo demostraron los más de 50 mil personas que asistieron, lo que nos deja una vara muy alta para el próximo año. Entonces, definitivamente, la capital es una ciudad que ama el vallenato y el vallenato es un género que ama a Bogotá”.
Una programación memorable
Uno de los momentos más significativos del festival fue la presentación de los Reyes Vallenatos 2025, quienes llegaron directamente desde Valledupar para mostrar su talento y reafirmar la importancia de tejer lazos culturales con el Festival de la Leyenda Vallenata. Gregorio Javier Gutiérrez, actual Rey Aficionado, demostró una sensibilidad interpretativa que conmovió al público capitalino. Iván Zuleta, con la categoría de Rey Profesional, desplegó toda su maestría con el acordeón en una actuación llena de fuerza, tradición y virtuosismo. Por su parte, la Reina Menor María José Arias, oriunda de Fusagasugá, encantó a los asistentes con su frescura y destreza, representando con orgullo el futuro del vallenato.
El talento bogotano también tuvo un lugar protagónico con las presentaciones de las cuatro agrupaciones distritales ganadoras de convocatoria: Las DVG, únicas mujeres en tarima representando a la capital con una propuesta de vallenato fusión con la que interpretaron temas famosos de diversos géneros adornados con el acordeón; Édgar Bermúdez, con una interpretación cargada de sentimiento y maestría vocal; Éibar Gutiérrez, que llevó al escenario los clásicos; y ‘El Checha’ Camelo, con un repertorio que conectó con las raíces más profundas del género.
Estos artistas demostraron que el vallenato también tiene una casa en Bogotá, una ciudad que lo acoge, lo transforma y lo proyecta desde su diversidad. En palabras de Edison Moreno, gerente de Música de Idartes “esta segunda versión del festival es un paso más hacia la consolidación de esta plataforma que busca no sólo brindar un espacio para que la ciudadanía disfrute de las propuestas artísticas de este género, sino que se convierta también en una plataforma para las agrupaciones distritales que se dedican a la creación y a la interpretación del vallenato en nuestra ciudad”.
También se destacaron en el evento figuras consagradas que ofrecieron espectáculos memorables. Por ejemplo, Poncho Zuleta, una leyenda viva del vallenato, emocionó a los asistentes con su voz recia y su repertorio clásico en el que incluyó temas como Mi hermano y yo y Mañanitas de invierno.
Peter Manjarrés creó una atmósfera romántica con temas como Tragado de ti y Me llevas al cielo, demostrando por qué sigue siendo uno de los artistas más queridos del género.
Penchy Castro encendió la tarima con una presentación llena de energía y romanticismo, mientras que Jorge Celedón ofreció una de las presentaciones más emotivas del fin de semana, pues llevó al escenario las canciones que lo llevaron al éxito como Ay Hombe, Cuatro Rosas, Cómo te olvido y para el cierre de su presentación sorprendió con Qué bonita es esta vida acompañado del acordeón de la Reina Menor María José Arias.
Por su parte, Karen Lizarazo, una de las figuras más destacadas del vallenato femenino, puso a cantar al público y rindió homenaje a este género en voz de mujer con la interpretación de temas clásicos de las Diosas del Vallenato y de Patricia Teherán.
Impacto del festival para Bogotá
Los resultados de la evaluación realizada por el Observatorio y Gestión del Conocimiento Cultural reflejan una alta valoración por parte del público frente a los diferentes componentes organizativos y logísticos del festival. Ámbitos como el aseo general del espacio (93,1 %), la entrada y salida del público (95,4 %), y la seguridad (90,9 %) obtuvieron cifras destacadas, lo que evidencia un esfuerzo institucional por garantizar experiencias cómodas y seguras. Igualmente, aspectos fundamentales como la calidad de los artistas (91 %) y los horarios de programación (90,9 %) fueron altamente valorados, fortaleciendo la percepción del evento como un espectáculo bien estructurado y de alto nivel. Estas cifras reafirman el compromiso de Idartes con una planeación rigurosa y eficaz, clave para el posicionamiento de este festival en el panorama cultural distrital.
En cuanto al impacto simbólico y cultural, el estudio también arrojó hallazgos contundentes: el 93,1 % de las personas manifestó sentirse orgullosa de la ciudad gracias a su oferta cultural, y un 70,45 % considera que el evento promueve el conocimiento y la conexión con la historia y el patrimonio local. Además, el 68,1 % aseguró que este tipo de espacios fomenta la cultura ciudadana y despierta el interés por participar en otros escenarios culturales. Así, más allá de su valor artístico y recreativo, el festival se consolida como un agente movilizador de identidad, memoria colectiva y participación ciudadana, contribuyendo de manera significativa a fortalecer el tejido cultural de Bogotá.
Diversidad de públicos
Durante estos dos días, el Parque Simón Bolívar fue testigo de una fiesta popular y diversa. Familias completas, adultos mayores, jóvenes y grupos de amigos se dieron cita para cantar, aplaudir y bailar. No importaba el origen ni la edad, todos se unieron alrededor de los versos que hablaban de amor, nostalgia, tierra y alegría.
Fue común ver a los asistentes coreando a todo pulmón los temas del vallenato clásico y moderno. En medio del calor humano y el eco de los aplausos, se tejieron momentos de encuentro, memoria y celebración.
Más allá del espectáculo, la segunda edición de Vallenato al Parque fue un espacio para reafirmar que la música sigue siendo uno de los lenguajes más poderosos para unir a las personas, reconocer las raíces culturales del país y construir ciudad desde la diversidad y el arte. Y así, Bogotá, una vez más, reafirma que el vallenato tiene un lugar especial en su corazón.