
Jazz al Parque: diversidad, talento y convivencia en su edición número 28
Bogotá respiró jazz durante dos días con la edición número 28 de Jazz al Parque, que el 6 y 7 de septiembre convirtió al Parque El Country en un epicentro de fusiones de sonidos, encuentros y emociones. El festival, organizado por el Instituto Distrital de las Artes - Idartes, reunió a más de 23 mil personas que apreciaron el talento de 16 artistas y más de 60 músicos de renombre internacional, figuras nacionales y agrupaciones distritales que, con propuestas innovadoras y memorables presentaciones, reafirmaron la riqueza y vigencia del género.
En el primer día del festival se destacaron varios artistas. Uno de estos fue Minor Sing (Francia), cuarteto que rindió homenaje al gypsy jazz, inspirado en las raíces gitanas. Desde Chile, Camila Bañados llevó a escena temas de su álbum Viento 1, disco que fue grabado junto a un ensamble de 12 músicos, incluyendo una sección rítmica base, un cuarteto de cuerdas y un cuarteto de vientos, dirigidos por Ignacio Díaz Lahsen. “Estoy conmocionada y agradecida por esta invitación y por la presentación que acabo de tener, el público sabía mis canciones; fue realmente emocionante y un honor haber participado en este gran Festival”, expresa Bañados.
Por su parte, Antonio Arnedo, uno de los grandes referentes del jazz colombiano, conmemoró en Jazz al Parque los 25 años de su disco Colombia. La presencia de Arnedo en el festival fue una celebración de los aportes de su música, creada como un espejo para reflejar el país a comienzos del siglo XXI. Este fue un trabajo realizado alrededor de los sonidos de Colombia y sus timbres llevados a través del idioma del jazz. “Fue una presentación memorable, sentí una gran comunión con la música que interpretamos y con todo el público; en realidad este es un gran evento, un espacio para la ciudad, un espacio para la gente”, señaló Arnedo luego de su concierto.
La jornada también fue escenario para el talento local con las presentaciones de Biselad, James Holguín Cuarteto, Nicolás Gámez y Anzola New Trío, exponentes de la vitalidad y renovación del jazz bogotano.
El cierre de este día estuvo a cargo de Tigran Hamasyan (Armenia), considerado uno de los pianistas y compositores más destacados de su generación. Durante su presentación, este músico armenio realizó combinaciones de jazz, electrónica y rock progresivo. Su intervención se caracterizó por improvisaciones, ritmos profundos y voces etéreas que evocan melodías ancestrales.
El domingo, el festival continuó con un abanico de propuestas que mostraron el alcance y la versatilidad del género. Holman Álvarez presentó su más reciente proyecto: Hidden Objects, un conjunto de nueve composiciones escritas por Álvarez, quien compartió escenario con una agrupación de lujo conformada por músicos de trayectoria internacional: John Hèbert, figura clave en la escena del jazz en Nueva York; Rachel Therrien, trompetista y compositora canadiense y Timothy Angulo, baterista y compositor californiano. “Hace 4 años no me presentaba en Jazz al Parque; estoy nervioso y a la vez emocionado de presentar este nuevo trabajo discográfico, que espero sea del agrado de todos”, indicó Álvarez antes de subirse al escenario.
Bajo la dirección del músico Jerónimo González, Last Jerónimo & Méxica No Jazz dio a conocer al público una propuesta en la que reinterpretó los sonidos de la música tradicional y popular de México, honrando las raíces culturales de ese país.
Entre tanto, la cantante antioqueña, Claudia Gómez, pionera en integrar músicas colombianas al jazz, regaló uno de los momentos más emotivos del festival, pues su particular voz se fusionó con sonidos como la cumbia y el jazz contemporáneo.
Ese día también se destacaron las agrupaciones distritales Locos Lucas, Matisajevic, Sur Wave y Chiguire, reafirmando la fuerza y creatividad de las escenas locales. “Por acá se pasó muy sabroso, gracias por darnos la oportunidad de permitirnos mostrar nuestra música en semejante escenario como este”, dijo Lucas Jacob de la agrupación bogotana Locos Lucas.
El cierre de Jazz al Parque 2025 estuvo a cargo del saxofonista estadounidense Joshua Redman, quien interpretó temas de su álbum Words Fall Short. “Este disco surgió de un ambiente laboral que me inspiró a explorar composiciones que aún no habían encontrado su lugar”, dice el músico, quien participó con un cuarteto conformado por el bajista Philip Norris, el baterista Nazir Ebo y el pianista Paul Cornish.
Programadores en el festival
En la edición 28 de Jazz al Parque, el festival contó con la presencia de destacados agentes culturales y programadores invitados, quienes tuvieron la oportunidad de conocer de cerca el talento de los artistas distritales. Entre ellos se encontraban Laura Lopes (Brasil, CESC), Alejandro Orellana (Chile, Womad), Fabiola Pazniño (Ecuador, Nacional Sónica), Pablo Solis (México, CCLA), Paulo Sánchez (Colombia, Teatro Colsubsidio), Ximena Guerrero (Colombia, Centro Cultural Universidad de los Andes) y Juan Carlos Adrianzen (Colombia, Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo). Su participación fue clave para estrechar lazos culturales y abrir nuevas posibilidades de intercambio artístico.
Este encuentro con los programadores fortalece uno de los objetivos centrales de los Festivales al Parque: ser una plataforma de visibilización y proyección internacional del talento bogotano. Gracias a estos diálogos, se abre la posibilidad de que las agrupaciones locales circulen en otros escenarios y festivales de América Latina y el mundo, ampliando el alcance de sus propuestas musicales y consolidando a Bogotá como un territorio de creación y encuentro cultural.
Experiencias y encuentros
Pero Jazz al Parque fue mucho más que música. El festival ofreció a los asistentes una experiencia integral gracias a la Zona de Arte y Emprendimiento, mediante la cual 43 proyectos de joyería, piezas gráficas, indumentaria, tejidos y accesorios con identidad cultural estuvieron disponibles gracias a la articulación con la Secretaría Distrital de Desarrollo Económico y su estrategia Hecho en Bogotá. A esto se sumó una variada zona de comidas y tres áreas de consumo responsable para mayores de edad, que completaron la oferta de un espacio pensado para todos los gustos y públicos.
La diversidad de asistentes fue otro de los sellos de esta edición. Familias enteras, parejas, grupos de amigos, jóvenes y estudiantes encontraron en el festival un lugar de esparcimiento, aprendizaje y disfrute. Con todo esto, Jazz al Parque reafirmó su papel en la promoción de los derechos culturales y en el aprovechamiento del espacio público como escenario para la cultura y la convivencia ciudadana.
De esta manera, la edición número 28 de Jazz al Parque dejó una huella imborrable en el público. Con una programación de primer nivel, actividades complementarias y una atmósfera de respeto y diversidad, el festival no solo celebró la riqueza del jazz, sino que también fortaleció los lazos de la ciudad con la cultura y la música en vivo. Bogotá, una vez más, demostró que el jazz tiene aquí un público fiel y un escenario que seguirá creciendo generación tras generación.