Familia López Nussa: jazz a lo cubano

La Familia López Nussa es el nombre de la agrupación que cerró el tercer día de Jazz al Parque, este sábado en el Parque El Country de Bogotá. Se reunieron en 2006 para interpretar una pieza musical en el Teatro Amadeo Roldán en La Habana, Cuba. Desde entonces encontraron en su unión una atrevida propuesta que los ha hecho girar por el planeta. 

Harold López creció escuchando a sus papás. Por sus ojos de niño pasaron figuras como Pedro Luis Ferrer, Silvio Rodríguez y músicos de jazz de su país. Fue ahí que encontró un amor incontrolable por la música popular. Aunque estudió música clásica, sus retos se fueron yendo al campo de la improvisación, música que no estaba escrita y que siempre será un completo arrojo al vacío. 

López probó la salsa, la música bailable y un estilo de vida distinto. De eso solo queda la experiencia y el amor por los clubes nocturnos y la luna. Se mostró feliz de llegar al Festival Jazz al Parque, en tierra de la familia de su esposa, para presentar uno de sus proyectos más queridos. Vienen de una pequeña gira por Colombia y de aquí irán hasta Asia en donde esperan mover los sentidos de cientos de coreanos. 

Seguramente es complicidad familiar el secreto del éxito. Siete discos juntos, entre los que se destacan Herencia y Sobre el Aterlier, que han sido parte fundamental de esta experiencia sensible, comprueban que hay más que conexión de sangre en el escenario.

Cuba es hoy por hoy como muchos países caribeños cuna de los sonidos urbanos, a los que sin reparo López asegura los artistas de esta época terminan llegando. Están en el background y no pretenden ser puristas del sonido. Cuba es Cuba y eso implica mucho más que una técnica sonora. “En algún momento sale ese color”, dice el músico sin sonrojarse.

Han tocado con el Buena Vista Social Club y han hecho parte de la banda de la legendaria Omara Portuondo en su gira Gracias. Ernán, Ruy, Harold y Ruy Adrián López Nussa, presentarán un repertorio que incluye piezas de la familia. Desde la tierra de José Martí llegan estos virtuosos del piano, la trompeta y la batería a sumergir a los asistentes en sus composiciones. Les ha costado entrar en la libertad del jazz, pero desde que lo lograron vuelan en aires que no saben de prisiones.