Los Rolling Ruanas, Velandia y La Tigra, talleres y un seminario internacional, en la segunda semana del FIAR

Los Rolling Ruanas, Velandia y La Tigra, talleres y un seminario internacional, en la segunda semana del FIAR
Hasta el 19 de octubre, Bogotá se transforma en un territorio de encuentro entre la creación artística, la memoria y la tierra con el Primer Festival Internacional de Artes y Ruralidad – FIAR, una iniciativa del Instituto Distrital de las Artes - Idartes que busca visibilizar los vínculos entre el campo y la ciudad a través del arte. Durante estas semanas, el festival despliega 42 colectivos y artistas en 21 escenarios de la ciudad, nueve rurales y 12 urbanos.
De esta manera, la segunda semana del FIAR inicia con el Seminario Internacional de Artes y Ruralidad, que se desarrolla del 13 al 15 de octubre en Sumapaz, la Cinemateca de Bogotá y el Planetario de Bogotá.
Este encuentro reúne a invitados de España, Brasil, Puerto Rico, Guatemala, Chile, México y Colombia, quienes dialogarán en torno a seis ejes temáticos: arte y luchas campesinas, identidades y vidas campesinas, soberanía alimentaria, ecología y medioambiente, migración campo-ciudad, memoria social, y artes, saberes y ruralidad, además de un eje transversal que reconoce al arte como una herramienta de visibilización, resistencia y mediación en la defensa de los territorios y la construcción de la memoria colectiva.
Los paneles, moderados por expertos nacionales, buscan ampliar la comprensión de la ruralidad más allá de la mirada tradicional, integrando múltiples voces que reflejan la diversidad del país.
El festival continúa el viernes 17 de octubre con una jornada dedicada a las mujeres campesinas de Usme. Desde las 8 a.m. hasta las 4 p.m., la Plaza Fundacional de Usme será escenario de la Conmemoración y celebración de las mujeres campesinas de Usme y la relación del arte con sus luchas, una actividad liderada por la agrupación MOAF, conformada por lideresas comunitarias quienes, desde la ruralidad, han hecho del arte una herramienta de transformación social. Estas mujeres, profundamente ligadas a las veredas y a la vida campesina, trabajan en proyectos que combinan la danza, la música, los tejidos y los saberes productivos, fortaleciendo la identidad cultural y la memoria de su territorio. Su presentación rendirá homenaje a la labor silenciosa pero poderosa de las campesinas que han tejido, con sus manos y su arte, la historia cultural de Usme.
El sábado 18 de octubre, el festival se desplegará entre las montañas del Sumapaz. Desde las 8 a.m. la vereda Chorreras, cuenca del río Sumapaz, será el punto de partida del recorrido Camino a las memorias del Fusunga: hilar y tejer desde el arte, una experiencia que combina el andar, el diálogo y la creación colectiva. Durante el trayecto, artistas y gestores culturales del territorio compartirán reflexiones sobre la historia del arte en la región, en medio de un intercambio gastronómico campesino que une las dos cuencas de la localidad y reafirma la importancia de la memoria como hilo que conecta generaciones.
En paralelo, La Casona de la Danza acogerá, de 9 a.m. a 1 p.m., el taller Danza, música y tradición en clave post-humanista, dirigido por los artistas Sergio Santana Enrique (SENDIVAS) y Leonardo Suárez (LOZK). Este laboratorio propone una exploración corporal, sonora y tecnológica que cuestiona las formas en que el cuerpo dialoga con la tradición y la innovación, planteando nuevas maneras de sentir y habitar el territorio a través del arte.
La jornada seguirá en el Teatro al aire libre La Media Torta, donde se reunirán algunos de los proyectos más representativos del diálogo entre el folclor campesino y las músicas contemporáneas. Durante este día, el público podrá disfrutar de Los Rolling Ruanas, agrupación que, desde hace 11 años, ha fusionado los ritmos andinos con el rock y la música del mundo, llevando en sus letras el orgullo por el campesino y la identidad colombiana.
También se presentarán Velandia y La Tigra, cuya propuesta musical está cargada de humor, crítica y poesía popular; El Son del Frailejón, agrupación de Guasca, Cundinamarca, que combina voces femeninas, tiples y requintos para rendir homenaje a la naturaleza y a los valores campesinos; Los Caminantes Nueva Generación, grupo campesino de la vereda Las Margaritas, de Usme, que transmite el legado musical de padres a hijos como un acto de resistencia cultural; y Los Quibeños, agrupación de Ciudad Bolívar, cuyos integrantes cantan al respeto por la mujer, la infancia y la tierra, reafirmando la música campesina como un espacio de memoria y soberanía.
El domingo 19 de octubre, desde las 10 a.m., el FIAR cerrará su primera edición con el Festival Patrimonios en Ruana, una celebración en el Parque Arqueológico de Usme.
Durante esta jornada se realizarán diversas actividades de danza, música y teatro, protagonizadas por grupos como Suyay, integrado por mujeres campesinas de la vereda Los Soches, que presentará su obra Al son de merengues y rumbas, una colorida puesta en escena que evoca la alegría y el espíritu festivo de las comunidades rurales, recordando que la danza también es una forma de memoria. También participarán los colectivos Aqachá y Casa Colibrí con Cosmovivencias, una ceremonia artística que invita a reconectarse con los Cerros Orientales de Bogotá y con la memoria ancestral a través de la reflexión y la creación compartida.
En la franja musical, este día estarán los Ángeles Entrenubes, agrupación de adultos mayores del barrio Juan Rey; Son de Oriente, grupo de Usme conformado por 20 adultos mayores que, con tiples, guitarras y guacharacas, recuerdan los sonidos del campo.
El cierre musical estará a cargo de Suasaga, una agrupación que fusiona música ancestral y de sanación, inspirada en los saberes muiscas y en la lengua Muysccubun, y de Artefactum: Goskua, un laboratorio artístico de la comunidad Muisca de Bosa que une performance, videoarte, oralitura y paisaje sonoro para dar voz al pensamiento ancestral desde la contemporaneidad.
Así, el Primer Festival Internacional de Artes y Ruralidad concluirá una semana cargada de arte, reflexión y territorio, en la que los caminos rurales y urbanos de Bogotá se entrelazan para reafirmar que la ruralidad está viva, presente y en constante diálogo con la ciudad.