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Rock al Parque 2025: cuando la historia se encuentra con el presente y la escena se transforma en comunidad

253 mil personas asistieron a este festival que contó con más de 350 músicos y 56 agrupaciones nacionales e internacionales.

La edición número 29 de Rock al Parque, que contó con más de  253 mil asistentes, no solo fue una cita con el rock en todas sus formas, fue, ante todo, un espacio de encuentro intergeneracional, de reafirmación de identidades musicales, de apertura a nuevas voces y de reconocimiento a los procesos locales.

Durante tres días el Instituto Distrital de las Artes - Idartes llevó al Parque Simón Bolívar a más de 350 músicos y 56 agrupaciones nacionales e internacionales, representantes de diferentes estilos y estéticas alrededor de la cultura y música rock. 

Se desarrolló una primera jornada dedicada a los sonidos pesados, fuertes y agresivos, el segundo día se enfocó en la variedad latinoamericana y la integración en nuestro idioma. Finalmente, una jornada de cierre dedicada a los sonidos alternativos hispanohablantes y un complemento con una gran descarga de hardcore punk como no se había visto anteriormente en el festival.

Una de las presentaciones más celebradas fue la del grupo mexicano Los de Abajo, que hizo de su concierto una fiesta compartida con referentes de la música alternativa en Colombia.

También fue una edición marcada por lo escénico. Grupos como Cemican, desde México, ofrecieron un espectáculo que combinó metal con rituales y estética prehispánica. Mawiza, desde Chile, integró elementos visuales vinculados a la cosmovisión mapuche, mientras que Belphegor, una de las propuestas más extremas del black/death metal austríaco, hizo de la oscuridad y la teatralidad una forma de narrar su sonido. Estos tres espectáculos fueron la prueba de que en Rock al Parque no solo se escucha el rock también se ve, se siente y se vive con todos los sentidos.

Por su parte, la banda bogotana Don Tetto no solo celebró su historia con una presentación sólida, sino que sorprendió al público con una puesta en escena que incluyó efectos especiales y la inesperada aparición de un grupo de mariachis, una fusión que desató la ovación del público y mostró el carácter festivo y versátil del rock hecho en Colombia.

El festival también fue escenario de un momento inédito para la escena hardcore local: Grito, agrupación de Medellín, compartió tarima con las legendarias bandas Comeback Kid (Canadá) y Madball (EE. UU.), en lo que fue el primer combo de hardcore internacional y nacional de esta magnitud en la historia del evento. Un encuentro de alto voltaje que reafirmó la fuerza del género y su crecimiento en la ciudad.

La apuesta por la memoria se expresó en el regreso de agrupaciones icónicas como La Derecha, que participó en la primera edición del festival en 1995 y hoy, 29 años después, demostró que sigue siendo un referente del rock alternativo en español. Con un set que mezcló clásicos y canciones nuevas, La Derecha tuvo como invitados a músicos de su generación y ofreció un viaje cargado de reflexión y conexión con la ciudad. Igualmente, Polikarpa y sus Viciosas, con su punk feminista, reafirmó su lugar en la historia del rock colombiano con una presentación llena de fuerza, mensaje y sororidad.

La escena internacional también trajo nombres inéditos. Desde Brasil, Black Pantera debutó en el festival con un show cargado de energía y mensajes contra el racismo, la exclusión y la violencia. Su afro-punk y hardcore con contenido político conectó con el público joven. También desde São Paulo Idartes trajo a The Monic, banda liderada por mujeres que presentó una propuesta de rock alternativo con identidad de género, letras sobre los retos sociales en América Latina y una sonoridad sólida y contundente.

Por primera vez, uno de los grandes del death metal sueco pisó el escenario de Rock al Parque: Dismember, leyenda viva del género, que entregó una presentación cruda, directa y sin concesiones, como se espera del death metal escandinavo. Desde Argentina, la histórica A.N.I.M.A.L. regresó a Bogotá con su mezcla de metal y ritmos latinos, en un concierto que también subrayó su mensaje de resistencia y conciencia social.

Y por primera vez, el municipio de Tuluá, Valle del Cauca, tuvo representación en Rock al Parque gracias a Rain of Fire, agrupación de metal melódico que dejó huella con su propuesta de voces limpias y guturales, técnica instrumental y temáticas profundas sobre el caos, la introspección y la esperanza.

Experiencias en el festival

Uno de los objetivos de Rock al Parque es generar una experiencia completa que le permita a la ciudadanía interactuar de varias formas con el festival. Por ello, el evento contó con una Zona de Arte y Emprendimiento en la que se ofrecieron artículos característicos de la cultura rockera; fueron 54 emprendedores que obtuvieron ganancias por más de 178 millones de pesos. Por su parte, la zona de comidas, que contó con 22 puntos con productos para todos los gustos  obtuvieron ganancias por más de 527 millones de pesos 

Así mismo, el festival contó con la Zona de Experiencias, una carpa que tuvo, los tres días, una programación alterna a la de las tarimas con selectores, DJs, bandas invitadas, conversatorios y firmas de autógrafos, actividades a las que asistieron 5 mil personas diariamente.

En el evento hubo también actividades del programa Libro al Viento del Instituto Distrital de las Artes - Idartes que se sumó a la experiencia con una propuesta que invitó a los asistentes a narrar su relación con la música, las bandas y el espacio público a través de la palabra escrita. Con el lema las palabras que reclaman música, esta presencia buscó activar las memorias personales y colectivas que habitan el festival, al tiempo que propuso una reflexión sobre su legado y los futuros posibles del rock en Bogotá. En total,  1.200 personas fueron atendidas en la carpa de experiencias literarias y se distribuyeron 2.300 ejemplares de Libro al Viento.

Entre tanto, el programa Arte a la KY integró la participación de artistas del espacio público al desarrollo del festival. Fueron 10 dibujantes y ocho estatuas humanas quienes realizaron intervenciones en vivo en distintos puntos del Parque Simón Bolívar, como parte de una estrategia para visibilizar las prácticas artísticas que tienen lugar en las calles de Bogotá.

Cifras que reafirman el impacto cultural, económico y turístico en Bogotá

Los resultados del  Observatorio de Cultura Ciudadana muestran que Rock al Parque no solo es un escenario musical de alto nivel, sino también una experiencia que transforma la percepción de ciudad y fortalece el orgullo capitalino. 

El 94,8 % de los asistentes considera que este es un espacio de promoción de la identidad bogotana, mientras que el 93,9 % manifiesta que el festival les ha despertado mayor interés por involucrarse en la vida cultural de la ciudad.

El impacto económico de Rock al Parque también se refleja en las cifras. Se estima que durante los dos primeros días del festival los asistentes gastaron más de 19 mil millones de pesos en alimentación, transporte, compras y otros servicios. Esta dinámica de consumo beneficia directamente a comerciantes, emprendimientos y sectores como la gastronomía, el transporte y la moda urbana. 

En promedio, los asistentes residentes en Bogotá proyectaron un gasto individual de $68.000 en alimentación, $35.000 en transporte y $25.000 en compras. Además, el 72 % calificó como buena o muy buena la zona de emprendimientos del festival, consolidándola como un espacio clave para el fortalecimiento de la economía local.

Rock al Parque también moviliza a miles de personas más allá de las fronteras de la capital. El 25 % de quienes asistieron provienen de otras ciudades del país o del extranjero, siendo Perú y México los principales países de origen de los visitantes internacionales. Muchos de estos turistas señalaron que el festival fue la razón principal de su viaje a Bogotá, y un 12 % manifestó haber aprovechado su estadía para conocer la oferta gastronómica local. Estos datos confirman el valor estratégico del festival como motor turístico y vitrina cultural de la ciudad.

La percepción general del evento es altamente positiva. El 99,14 % de los encuestados afirmaron que volverían a asistir a futuras ediciones y lo recomendarían a otras personas. Los asistentes destacaron la calidad de los escenarios, el cumplimiento de horarios, la seguridad, la inclusión, y la organización en general. Además, un 96,55 % consideró que Rock al Parque es un espacio inclusivo que permite expresar identidades diversas y fomenta el respeto por todas las personas. Con un incremento del 6 % en la participación de mujeres respecto al año anterior, Rock al Parque sigue consolidándose como un encuentro plural, seguro y transformador para todas las audiencias.

Acciones ambientales

En 2025, Rock al Parque se sumó nuevamente a la estrategia EcoFestivales integrando acciones ambientales que promovieron una experiencia cultural más consciente y sostenible. 

Para la edición de este año  el festival contó con la alianza del British Council que busca la promoción de prácticas sostenibles en eventos de gran formato. La alianza tiene como objetivo priorizar por medio de prácticas sostenibles el impacto ambiental haciendo de estos festivales un espacio más consciente, sostenible y responsable.

Entre las iniciativas ambientales  se destacó el stand pedagógico del Fondo Mundial para la Naturaleza –WWF– que presentó contenidos sobre biodiversidad urbana; la proyección del Frailejón Ernesto Pérez como vocero ambiental y el BiciLab, un laboratorio móvil que muestra cómo los residuos pueden transformarse en objetos útiles a través de procesos creativos y circulares. 

Además, más de 30 promotores ambientales guiaron al público en la correcta separación de residuos y se implementó una medición en tiempo real para mejorar su aprovechamiento.

Para la reducción de la huella ambiental del festival se trabajó en el seguimiento a los consumos de agua de los baños y los contrapesos utilizados en los escenarios. Se hizo también seguimiento a los consumos de combustible por cuenta de las plantas eléctricas y las pipetas de gas de las zonas de comidas. Así mismo, se hizo aprovechamiento de más de 4  toneladas de residuos durante los tres días del festival.

Articulación interinstitucional

La planeación y operación del festival involucró la articulación  y la coordinación entre varias entidades de orden público, salud, gestión del riesgo y logística privada. Uno de los espacios de articulación principal fue el Comité SUGA, en el que participaron entidades como las secretarías de Cultura, Salud, Gobierno y Movilidad, así como la Policía y Bomberos. Así mismo, se hizo  una articulación con TransMilenio que realizó una operación especial que garantizó el transporte para el regreso  a casa de los asistentes. Se contó con 32 rutas troncales y 42 rutas del TransmiZonal

Ahora, la magnitud de Rock al Parque se refleja en su despliegue logístico y técnico, que para esta edición requirió de 18 días de montaje continuo. De igual forma, se movilizaron más de 400 toneladas de equipos técnicos para instalar los tres escenarios que albergan la programación artística, con la participación de más de 2.000 personas trabajando desde distintos frentes y proveedores. Además, más de 300 camiones ingresaron al parque para transportar todos los insumos necesarios. 

El festival contó también con grandes marcas patrocinadoras: Bavaria, Electrolit, Licores de Cundinamarca y Redbull que apostaron por generar espacios de bienestar, experiencia y consumo responsable para el público asistente. Es importante indicar que el apoyo económico ofrecido por las marcas aporta para el desarrollo del evento en su componente artístico. Por otro lado, el festival sigue afianzado sus alianzas con ETB y Canal Capital fortaleciendo la conectividad y que el festival llegue a toda la ciudadanía.

Un festival con proyección artística y cooperación internacional

A través de una estrategia de articulación institucional, Idartes ha fortalecido vínculos y alianzas que impulsan el talento local, nacional e internacional. Estas acciones han ampliado las oportunidades de visibilización para los artistas distritales, facilitando su proyección en escenarios internacionales y reafirmando el compromiso de Idartes con la circulación artística y el intercambio cultural.

En el marco de la XXIX edición del Festival Rock Al Parque asistieron 15 profesionales de la industria musical hispanoamericana con perfiles orientados a la programación, desarrollo y promotoría artística. 

Con ellos se realizó una sesión de trabajo junto con los artistas distritales participantes de la actual edición del festival, con el objetivo de generar oportunidades en su crecimiento profesional y en el desarrollo de negocios. 

Como resultado de este encuentro, se proyectó la participación de artistas distritales en los festivales Vive Latino (México), Womad (Chile), Adictes Fest (España), Mucho (Brasil), Quito Fest (Ecuador), Galeras Rock (Pasto, Colombia), Festival Fiura (Cali, Colombia) y con la Secretaría de Cultura de Ciudad de México.

Por todo esto, la edición 29 de Rock al Parque fue una afirmación de su esencia: un festival gratuito, público, plural, diverso, de ciudad y para la ciudad. Fortaleció el impulso a las bandas distritales, visibilizó propuestas de distintas regiones del país, recuperó referentes históricos y abrió el escenario a voces emergentes de América Latina. En una Bogotá que demostró, una vez más, ser la casa del rock.