Maruja Vieira celebra las letras de las mujeres colombianas

La escritora habla de la importancia del Premio Elisa Mújica, así como de la importante participación lograda.
La escritora Maruja Vieira
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La tarde bogotana fue clemente, dejó que los rayos del sol tibiaran el momento. No hacía calor, pero desde la entrada a la casa de la escritora Maruja Vieira, en la localidad de Chapinero, en Bogotá, la amabilidad en el abrazo de su hija Ana Mercedes daba el clima cálido a una tarde de recuerdos y enseñanzas, en que la autora, considerada una de las grandes plumas de la literatura del país, celebraba que la Alcaldía de Bogotá, a través del Instituto Distrital de las Artes – Idartes, motivara a las mujeres colombianas a escribir, a dar a conocer su talento.

Maruja Vieira (Manizalez, 25 de diciembre de 1922) estaba sentada en la sala, rodeada de recuerdos, aguardando sin prisa cada pregunta, dispuesta a entregar una sonrisa como cierre a cada intervención. Festejaba, como si fuera un sueño cumplido, la noticia de las 124 novelas que fueron recibidas en la convocatoria del Premio Elisa Mújica, galardón que el Idartes lidera, este 2018, abierto para participación hasta el 25 de mayo pasado, para conmemorar el centenario del natalicio de esta escritora, quien eligió Bogotá como fuente de inspiración.

Es un logro que 124 novelas escritas por mujeres fueran recibidas en esta convocatoria, un número importante que ratifica que “Colombia tiene escritoras”, como ya lo defendían en meses pasados las plumas del país, reiterando la importancia de la mujer para el arte nacional.

Maruja Viera celebra que esto pase. Si bien acepta que nunca tuvo problema para publicar sus obras, ya que logró el respeto de sus colegas, de los editores y las editoriales, siente que es fundamental que existan “oportunidades para las autoras, para los sueños”.

“Que la Alcaldía de Bogotá y su Instituto de las Artes – Idartes hagan este Premio de Novela Elisa Mújica me parece lo más merecido, por ella y por la mujer. Además de vida extraordinaria, fue muy generosa, cada fin de semana se reunían en su casa los niños de La Candelaria, para ellos escribió. Hizo todo lo posible por llevar las letras, la novela, la poesía, al pueblo, su interés eran los estratos bajos”.

 

 

La escritora Elisa Mújica        La escritora Maruja Vieira

La escritora Elisa Mújica (Iz) y su colega Maruja Vieira (Der)

 

Cuenta que no se le complicó ser autora, "tal vez tuve buenos amigos, pero nunca supliqué o hice nada para que me publicaran, el tiempo hizo lo suyo. Para Elisa no fue complicado, ella llegó a Bogotá a los 15 años, se especializó en mecanografía y a los 15 años entró a trabajar a la Caja de Crédito Agrario, donde estuvo muchos años. Después, con su talento, fue logrando publicar sus libros, apenas casi cinco años después”.

Es por eso que motiva a las autoras del país, diciendo sin duda: “no creo en las imposibilidades, existen todas las oportunidades que uno pueda conseguir con su propio esfuerzo”. Publicar una novela lo ve como “difícil, porque la parte económica es lo grave, pero no lleguen a sentir la imposibilidad de publicar. Buscar es hacer conferencias, leer poesía, ahora estar en concursos, aplicar a las oportunidades, nada que desmerite lo que se es o se sabe”.

En ese entonces, eran pocas las mujeres que querían publicar. Máximo nueve: Emilia Ayarza, Emilia Pardo Umaña, Dora Castellanos, Elisa y ella, entre otras.

“A Elisa la conocí cuando ella estaba haciendo imprimir en Editorial Iqueima la primera novela Los dos tiempos, porque yo estaba imprimiendo también mi libro de poesía Mis propias palabras. Nos encontramos en la puerta, comenzamos a hablar y encontramos que estábamos de acuerdo en todo. Desde entonces no nos separamos”, relata Vieira, quien recuerda a Elisa Mújica como una mujer mística, quien admiraba a autoras como Santa Teresa de Jesús, escribiendo un libro como La aventura de morada: ensayo sobre Santa Teresa de Jesús (1951).

Si fuera a premiar una novela, en este homenaje a Elisa Mújica, Vieira tendría presentes “las influencias de Elisa que pudiera tener, la realidad, porque ella jamás fue inventora de personajes. Le gustaba caminar con su mascota por las calles de La Candelaria, se acompañaba de algunas personas que no sabían que se iban a convertir en personajes de sus obras. También evaluaría la historia, especialmente la historia patria, la historia científica, porque fueron temas de su interés”.

El lenguaje, “porque Elisa era maestra del lenguaje, sobre todo del lenguaje sencillo”, sería además un aspecto fundamental, según la autora, a la hora de elegir una novela que rinda homenaje a las letras de Mújica. Y es que, esto tiene que ver con que la creadora no dejó de pensar en el ser humano, con una obra que va desde la realidad de la mujer en su tiempo, Catalina (1963), hasta las ilusiones de la infancia: La Expedición Botánica contada a los niños, 1978.

Luego de un rico café y un pastel delicioso, no más dulce que sus palabras, Maruja Vieira se despide con una reflexión sobre la escritura: que hay que creer en que ahora es el momento, porque “casi nada, es lo que nos deja el tiempo”.

 

Homenaje a Elisa Mújica

 

María Vieira White 

 

La escritora Maruja Vieira

 

Nació en Manizales, en 1922. Ha vivido en Bogotá durante la mayor parte de su vida. Es miembro de número de la Academia Colombiana de la Lengua y correspondiente de la Real Academia Española. Es poeta, ensayista, periodista, catedrática y relacionista pública. 

Testigo excepcional de la historia política y cultural colombiana, Maruja Vieira (bautizada así por el poeta Pablo Neruda) fue una de las pocas mujeres que logró abrirse paso en el mundo literario y profesional de su tiempo.

Formó parte de movimientos literarios (v. gr. Los Cuadernícolas) y de círculos periodísticos colombianos y venezolanos. Fue una de las pocas contertulias femeninas de cafés como El Automático de Bogotá. Se destacó como defensora de los derechos de las mujeres y como una de las primeras en ocupar cargos ejecutivos en su país. Maruja Vieira fue la primera presentadora colombiana que tuvo la televisión venezolana. Gestora cultural y docente preocupada por la formación de las nuevas generaciones, ha propiciado espacios de formación de todos los jóvenes poetas; en particular, ha apoyado a mujeres que empiezan a dejar oír su voz. 

Maruja Vieira inició su carrera literaria en 1946 con la publicación de sus primeros poemas en el suplemento literario de El Tiempo, en Bogotá. Son sus libros: Campanario de lluvia; Los poemas de enero; Poesía; Palabras de la ausencia; Clave Mínima; Mis propias palabras; Tiempo de Vivir; Sombra del amor; Todo lo que era mío; Los nombres de la ausencia; Todo el amor; Ciudad remanso, Popayán.

Su trayectoria literaria, iniciada con Campanario de Lluvia (1947), nos evoca su ciudad natal y su infancia. Los sucesos del 9 de abril en el Distrito Capital, que convulsionaron al país y marcaron el inicio de una devastadora violencia, dejaron una huella indeleble en la joven poeta. Venezuela acogió a Maruja Vieira con amor. Allí tuvo la oportunidad de trabajar con el director de cine Román Chalbaud y con Alberto de Paz y Mateos en la televisión. Conoció a algunos de los más destacados intelectuales latinoamericanos de la época, entre ellos Alejo Carpentier, Arturo Uslar Pietri y Miguel Otero Silva, con quienes sostuvo profunda amistad. 

De regreso a su país, Maruja Vieira se radicó en Popayán, “ciudad remanso donde se aquieta la amargura…”; capital del Cauca en la que trabajó como librera en su propio negocio: la Librería Guillermo Valencia. Luego, trasladada a Cali en 1959, contrajo matrimonio con José María Vivas Balcázar, quien falleció de manera repentina el 15 de mayo de 1960. Su amor por el profesor, poeta y periodista caucano, ha durado para siempre: “Todavía / la frágil quemadura de una lágrima / borra la luz del árbol. / Todavía / cerca del corazón se detiene la vida / cuando te nombra alguien. / Todavía te amo…”. De su matrimonio quedó una hija, Ana Mercedes Vivas, escritora también y comunicadora organizacional. Tras la muerte de su esposo, el Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA) la designó como directora de relaciones públicas para los departamentos del Valle, de Cauca y de Nariño; esa posición fue ocupada por Maruja Vieira durante trece años. 

En 1977 se radicó de manera definitiva en Bogotá. Allí fue editora cultural de la revista Guión y más tarde se desempeñó como asesora de la dirección del Instituto Colombiano de Cultura (Colcultura), entidad precursora del Ministerio de Cultura de la que fue luego jefe de comunicaciones. Al término de esta importante labor, Maruja Vieira se dedicó por muchos años a sus cátedras de Literatura Universal, Literatura Latinoamericana, Literatura Española y de Relaciones Públicas, en las universidades Central y de La Sabana.

*Perfil y fotografía tomados del sitio web de la autora: https://marujavieira.com/vida/biografia