Laura Anzola es la diseñadora gráfica de Idartes 10

Idartes cumplía 10 años, y la responsable de generar la imagen que quedaría en la memoria colectiva de una ciudad como referencia de esa celebración, era Laura Anzola Moreno.

Para la diseñadora gráfica, que hace parte del equipo de comunicaciones del Idartes, el reto era reflejar el espíritu de la celebración, pero también de la entidad, y darle un lugar gráfico al impacto de las artes en la ciudad.

“Es un cumpleaños en el que celebramos la vida y la cultura, en una ciudad que nos acoge a todos sin importar de dónde vengamos o para donde vamos, que nos ha permitido vibrar con la música, el teatro, el cine, la danza y el arte en general”, señala Anzola, reflexionando sobre los tiempos difíciles que se han vivido a raíz de la pandemia; las restricciones, el aislamiento, el miedo, la incertidumbre.

“Hoy estamos viviendo un renacer, un despertar de nuestros sentidos, al poder vivir de nuevo las artes y la cultura, poder de nuevo sentirnos conectados con otros  y poder estar  ahí, viviendo momentos únicos e irrepetibles, en el mismo lugar, en el mismo tiempo, tener la posibilidad de compartir experiencias que se convertirán en recuerdos y que nos construyen como los seres humanos que somos hoy”, agrega la diseñadora que logró plasmar en una imagen cálida y reflexiva que entrelaza armónicamente historia, movimiento, naturaleza y espacio,  no solo lo que Idartes es para la ciudad, sino también lo que quiere ser; porque “la próxima década ya comenzó”.

Y es que si bien los desafíos de frente al futuro próximo están bien definidos, es claro que en sus primeros 10 años el Instituto Distrital de las Artes ha consolidado las bases para alcanzarlos y ha logrado que el disfrute de las artes y la cultura sea una política pública en Bogotá. 

Es estos 10 años Bogotá, a través de la gestión del Idartes ha consolidado, entre muchos otros,  programas como los Festivales al Parque, espectáculos de libre acceso y referentes de la escena musical del continente y ha sellado proyectos de gran envergadura como la construcción del Teatro El Ensueño, la nueva Cinemateca de Bogotá  y la Galería Santa Fe además de modernizar el Planetario de Bogotá con un sistema de proyección que lo convirtió en uno de los escenarios más vanguardistas de América Latina.

La apertura de El Castillo de las  Artes, un espacio de innovación social y económica desde las artes que involucra a la comunidad del barrio Santa Fe. La realización del primer Festival Arte a la KY para dignificar y posicionar la labor de los artistas del espacio público. El Programa Crea, pionero en educación pública para la niñez y la juventud. La Cumbre Mundial de Arte y Cultura para la Paz de Colombia, que puso la paz en la agenda nacional desde lo académico y lo artístico. La Beca capacidades diversas para las artes, un reconocimiento al invaluable aporte de los artistas y agentes culturales con capacidades diversas en Bogotá. Y más, son hitos que resumen en pocas palabras las hazañas de un Instituto que ha logrado impactar a la ciudad urbana y rural a través de las artes, cambiando vidas, ofreciendo oportunidades, abriendo caminos, revelando día a día que es posible que los sueños se hagan realidad.

 “Ser parte de todo esto, de este renacer y de esta celebración para la ciudad, a través de esta imagen me llena de alegría, porque todo lo que hacemos es parte de algo más grande, que a veces no logramos dimensionar”, señala Anzola destacando lo trascendental que pueden ser las huellas, colectivas e individuales que dejamos en el otro.

 “Crear imágenes para la gente y la cultura de esta ciudad me hace sentir esperanza, me motiva y me recuerda que desde pequeñas acciones se pueden alcanzar grandes cosas”, anota la creadora de una imagen que, junto a otras apuestas icónicas de la historia gráfica del Idartes, estará expuesta en los escenarios de Bogotá  y que desde una visión esperanzadora, positiva e impactante en su sutileza nos recuerda que como ella dice “la vida es una recopilación de recuerdos que forman nuestra historia, nuestra manera de sentir, el camino que recorremos y lo que construimos hasta estar en el aquí y el ahora... el hoy, lo que debemos realmente vivir y disfrutar con todos nuestros  sentidos, todo eso que nos hace vibrar y conectarnos con nuestro verdadero ser. Para eso fue esta pausa, fue un regalo para reconectarnos y renacer, para crecer y levantarnos, para alcanzar esa luz que nos hace florecer y recibir el futuro, con esperanza y sin miedo de sentir, de descubrir y de convivir”.

 “Durante estos diez años Idartes ha sido el canal por el cual hemos activado nuestros sentidos, para conectarnos con las personas, la naturaleza y los espacios”, concluye.