Tres personas están reunidas en torno a un dispositivo fotográfico. Fotografía: Lázaro Rivera
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“Busqué un refugio y encontré un hogar”: Néstor Mayorga

En el Hospital Santa Clara, el Instituto Distrital de las Artes - Idartes ha transformado la experiencia hospitalaria de decenas de personas

En el Hospital Santa Clara, uno de los centros de salud pública más emblemáticos de Bogotá, el arte se ha convertido en una herramienta para el bienestar. Esto es posible gracias al Instituto Distrital de las Artes - Idartes que, a través de la línea Arte y Salud del Programa Crea, lleva talleres de formación artística a escenarios hospitalarios, con el objetivo de humanizar la atención en salud mental y ofrecer a los participantes nuevas formas de expresión, encuentro y sentido.

La línea Arte y Salud nació de la convicción de que el arte puede ser un recurso fundamental para el cuidado integral de las personas, especialmente en contextos de vulnerabilidad. Por eso, desde hace varios años el Programa Crea ha llevado a hospitales públicos de Bogotá procesos de formación en música, artes plásticas, literatura, teatro, danza, creación digital y, en el caso del Hospital Santa Clara, audiovisuales. Allí, pacientes del programa de hospitalización día -personas que asisten al hospital varias veces por semana para recibir atención-  encuentran en el arte un espacio de libertad y construcción colectiva.

Néstor Mayorga es uno de los protagonistas de este proceso. Llegó al hospital por motivos médicos, sin imaginar que encontraría un taller de audiovisuales que, en sus palabras, lo motiva mucho. Para él, la experiencia ha sido transformadora: no solo aprendió sobre cámaras y edición, sino que descubrió un espacio en el que, como él mismo dice, “busqué un refugio y encontré un hogar”. Néstor destaca lo más valioso del taller: “Lo importante acá es la libertad que tenemos los pacientes en actuar”. En un entorno donde la rutina hospitalaria puede ser rígida, estos procesos abren la puerta a la autonomía y la creatividad.

El taller de audiovisuales en el hospital no es solo una actividad recreativa. Para Néstor, tiene un sentido profundo: “Más que médico, también es de índole política. No es cuestión de proselitismo electoral ni nada de esas cuestiones, sino es de la cotidianidad que se viene presentando en cada uno de estos actos… La política que se está desarrollando en este taller son decisiones que tienen que ver con procesos médicos, con procesos psicológicos, con procesos psiquiátricos, con procesos sociales. Se están viendo representados acá. Es un pequeño croquis o mapita de lo que realmente se puede proyectar en la calle”.

Este sentido político que señala Néstor está ligado a la manera en que el arte transforma la forma en que las personas se piensan a sí mismas y al mundo. Como señala María Claudia Parias, directora de Idartes, “al brindar herramientas para expresarse y vincularse con otros, los procesos de formación artística afectan la subjetividad, despiertan la imaginación y refuerzan la capacidad de agencia de quienes participan. Así, el arte no solo acompaña, sino que potencia la posibilidad de actuar, decidir y proyectarse más allá de los márgenes que impone la enfermedad o la institucionalidad”. Así, en el taller, los participantes no solo cuentan historias, sino que se reconocen como protagonistas de su propia vida y de una comunidad que se apoya y se reinventa.

La experiencia de Javier Leonardo Rodríguez complementa este panorama. Javier lleva dos años participando en el taller de audiovisuales al que llegó tras ser diagnosticado con esquizofrenia. Recuerda con entusiasmo el proceso de creación de un videoclip colectivo, basado en una canción original de un compañero: “Me pareció el proceso muy, muy bueno. Hemos aprendido movimientos de cámara, luces… la experiencia del videoclip que nos presentamos en la Cinemateca Distrital me parece muy bacana”. 


Javier valora profundamente esta experiencia, no solo por lo que ha aprendido, sino porque le ha permitido reenfocar su vida: “Me siento muy bien acá… A mi familia le parece chévere que yo ahora esté aquí, que me mantenga ocupado y me haya pensado en otras cosas, aparte de la enfermedad que tengo yo”.


Esa “otra cosa” a la que se refiere Javier es fundamental. Mirar más allá de la enfermedad significa reencontrarse con la posibilidad de imaginar un presente y un futuro en el que no todo está determinado por el diagnóstico. A través del arte, los participantes descubren capacidades, vínculos y formas de ver el mundo que los conectan con la vida y con sus propias aspiraciones.


El taller de audiovisuales, guiado por el profesor Julio César, es solo una de las muchas actividades que la línea Arte y Salud desarrolla en la ciudad. Pero su impacto es evidente: los participantes no solo adquieren herramientas técnicas, sino que encuentran un espacio para la creatividad, la colaboración y la construcción de sentido. Como dice Néstor, “la adicción la podemos curar también con una buena terapia y es eso, estar en actitud, estar haciendo, diría yo, algo importante y algo importante es algo que nos divierta”.

“Esta idea de “hacer algo importante” es central. Lo que aquí se construye no es solo conocimiento técnico, sino una forma de volver a darle sentido a la vida, de narrarla y compartirla con otros. La llamada “construcción de sentido” se vuelve tangible cuando los elementos propios de las prácticas artísticas —la imaginación, la escucha, el juego, la creación colectiva— se integran en las vidas de las personas y amplían sus horizontes de acción”, añade María Claudia Parias.

La metodología de los talleres de la línea Arte y Salud se basa en el respeto por la autonomía de los participantes y en la construcción colectiva del conocimiento. No se trata de clases tradicionales, sino de espacios flexibles donde cada persona puede aportar desde su experiencia, sus intereses y su ritmo. Los formadores —artistas con experiencia en trabajo comunitario— diseñan actividades que parten de la escucha activa y la observación de las necesidades del grupo.


En el caso del taller de audiovisuales en el Hospital Santa Clara, el proceso inició con la exploración de las historias, intereses y talentos de los participantes. A partir de allí, se propusieron ejercicios prácticos de manejo de cámara, iluminación, guion y edición, siempre adaptados a las capacidades y deseos de quienes asisten. El énfasis está en el hacer: grabar, experimentar, equivocarse y volver a intentar, en un ambiente donde el error es parte del aprendizaje y la creatividad es el motor principal.


La experiencia en el Hospital Santa Clara es solo una muestra del alcance y la importancia de los procesos de formación del Instituto Distrital de las Artes - Idartes. Al integrar el arte en los procesos de salud, se abren nuevas posibilidades para el bienestar, la inclusión y la transformación social. En cada taller, en cada historia, se confirma que el arte es una herramienta fundamental para acompañar y construir comunidad.