Durante este laboratorio se usaron tecnologías obsoletas (reciclaje), como arqueología de nuestra cultura, para diseñar artefactos sonoros especulativos (trabajar e imaginar más allá y pensar en artefactos que funcionen en un futuro posible.) Que nos inviten a intervenir nuestro espacio urbano, utilizando el ruido como catalizador de una crítica social. La invitación de este laboratorio consistio en pensar una forma de organización micropolítica radical y a través del ruido en todas sus formas (sonoro, visual, cultural, social),  y a través de la creación de un dispositivo alentar una acción en el espacio público como metáfora del ruido o caos organizado.